El precio estratosférico que está alcanzando el aceite de oliva hace que su denominación como «oro líquido» sea cada día más acertado. Pero ese calificativo no era por su precio actual desorbitado, era por sus cualidades que lo hacen una joya de nuestra cultura gastronómica.
El porqué del aceite de oliva.
A grandes rasgos sus ventajas respecto al de girasol y otros serían:
- El aceite de oliva es más rico en ácidos grasos monoinsaturados, que son beneficiosos para el corazón y el colesterol. El aceite de girasol tiene más ácidos grasos poliinsaturados, que son más susceptibles de oxidarse y generar sustancias tóxicas al calentarse.
- El aceite de oliva tiene un punto de humeo más alto que el aceite de girasol, lo que significa que resiste mejor las altas temperaturas y se degrada menos, conservando sus propiedades y evitando la formación de grasas trans.
- El aceite de oliva tiene más antioxidantes y polifenoles que el aceite de girasol, lo que le confiere un efecto protector frente al estrés oxidativo y la inflamación.
- El aceite de oliva impregna menos los alimentos que el aceite de girasol, lo que reduce el aporte calórico y graso de las frituras.